ATH opina | ‘Pretty privilege’: cuando la belleza es igual al éxito
El 'pretty privilege' hace referencia al éxito de una persona por el hecho de ser considerada guapa. Hablemos de cómo nos afecta a todos y por qué deberíamos estar conscientes de ello.
El término pretty privilege ha estado flotando desde hace un tiempo, en gran parte en las plataformas de redes sociales como Instagram y TikTok donde tiene más de 250 millones de visitas. Pero, ¿qué es realmente y por qué deberíamos reconocer su existencia?
Este fenómeno lo hemos visto (y normalizado) en situaciones de la vida diaria, por ejemplo, cada vez que vamos a un antro y solamente dejan pasar a ciertas amigas o les regalaban bebidas o postres en los restaurantes. Y también en Instagram, cuando tienes más seguidores por tu apariencia.
La idea de la belleza arquetípica se ha vuelto aún más importante recientemente, con la creciente popularidad de los filtros, como el #beautyscanner, el cual “escanea” tu rostro y te otorga una calificación de belleza. O con el incremento exponencial de los filtros que prometen eliminar tus imperfecciones con solo hacer clic en un botón, dándote las mejillas sonrosadas, la barbilla angulosa, los pómulos esculpidos y los ojos grandes de una persona considerada “bonita”.
¿Qué es el ‘pretty privilege’?
El pretty privilege es el término que hace referencia al éxito y a las oportunidades a las que puede acceder una persona por el mero hecho de coincidir con los estándares de belleza de la sociedad en la que vive.
En la psicología, el efecto halo se trata de un sesgo cognitivo consiste en inferir presuntas características a partir de las ya observadas. Es decir, a partir de un atributo de una persona —en este caso su belleza—, extrapolamos esa cualidad positiva a todos los demás ámbitos. Asociamos el atractivo físico con características intangibles de las que no tenemos información.
Así, las personas bonitas son percibidas como más inteligentes, divertidas, sociables, saludables y exitosas. Esto los coloca en una posición de ventaja laboral o social, al tener mayores oportunidades, conexiones y opciones.
¿Cómo nos afecta el ‘pretty privilege’?
Vivimos en una sociedad en donde nuestra apariencia importa. Si, por ejemplo, alguien tiene una apariencia que se englobe dentro de los estándares establecidos, tendremos una buena impresión de ella, nos resultará atractiva y querremos acercarnos.
La belleza debe entenderse desde la clase. Los estándares de belleza no siempre han sido los mismos, y estos se moldean según la clase dominante de la época. En la Edad Media, ser guapo era estar gordo, porque era una época en la que escaseaba la comida en la mayoría de los hogares. En el siglo XIX, la palidez era considerada bella, porque significaba que no se tenía necesidad de trabajar. Aunque hoy los estándares son más amplios, la belleza se podría traducir en un cuerpo delgado, atlético, blanco y con cabello rubio.
Si los estándares de belleza cambian constantemente y, en su mayoría, están basados en facciones eurocéntricas, es más que obvio que la mayor parte de la población no se ve beneficiada por este privilegio.
Por otro lado, las personas tienden a tener expectativas muy altas de las personas atractivas, por lo que cuando no cumplen con esas expectativas, son castigadas más severamente que las personas poco atractivas.
Las creencias generalizadas de que las personas bonitas no sufren, no son maltratadas, viven mejor, son siempre felices y son malas, son ejemplos de cómo la sociedad inflige sus propios problemas en la identidad de otra persona, con base en su belleza. Cuando una persona considerada hermosa experimenta un suceso desafortunado, rara vez recibe simpatía porque, seguramente, “es engreída”, “tiene derecho” o, peor aún, de alguna manera “se lo merece”. Por ejemplo, la respuesta del público a la crisis de salud mental de Britney Spears, el caso de violencia doméstica de Rihanna o el robo a Kim Kardashian en París.
¿Qué podemos hacer para cambiar esto?
La neurología ha demostrado que el cerebro humano procesa la información visual de manera muy rápida y eficiente, y que la apariencia física de una persona es una de las primeras características que percibimos y evaluamos. El cerebro humano está especialmente preparado para detectar características faciales, como la simetría, la proporción y la expresión emocional, lo que nos permite formar opiniones rápidas sobre las personas que nos rodean.
Además, la neurociencia ha evidenciado que nuestro cerebro está programado para buscar patrones y asociaciones, y que a menudo hacemos juicios sobre las personas con base en estereotipos y prejuicios.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las ideas basadas en la apariencia pueden ser sesgadas y no siempre son precisas o justas. La neurología nos proporciona información valiosa sobre cómo funciona nuestro cerebro al procesar la información visual y cómo se forman nuestros juicios, pero es importante que nos esforcemos por superar los prejuicios y estereotipos que puedan influir en nuestras percepciones sobre los demás.
Solo tomando consciencia sobre lo que hacemos y por qué lo hacemos es que empezaremos a cuestionarnos nuestras decisiones, lo que nos gusta y lo que creemos que es justo. No deberíamos evaluar a las personas por su belleza, sino buscar en el interior y aceptar las diferencias, los diferentes cuerpos y gustos.
¡Cambiemos el discurso! Al final, la vida es un aprendizaje constante, y la manera en que aprendemos es preguntando, reflexionando y actuando.
¿Y tú qué opinas del pretty privilege? ¿Lo has experimentado? Comparte tu opinión con nosotras en @allthingshairmex. ¡Te leemos!