Hasta la raíz | La opresión de las mujeres bajo el talibán: adiós a los salones de belleza
Cerrando los salones de belleza en Afganistán, los talibanes continúan violando la libertad personal de las mujeres.
“Los talibanes quieren hacer a las mujeres invisibles”, se lee en una pancarta que destaca entre miles de mujeres en lucha colectiva. Triste, pero cierto…
El reciente regreso de este régimen al país asiático ha levantado la preocupación por los derechos humanos. No solo han cerrado la mayoría de las escuelas femeninas, les prohibieron ir a la universidad y les restringieron el acceso lugares públicos. Ya es noticia mundial: ahora, los talibanes emitieron una orden para cerrar los salones de belleza para las mujeres en Afganistán.
Durante los últimos años se habían visto progresos graduales: las mujeres tenían acceso a la educación, al trabajo y el derecho a expresarse con mayor libertad. Su cara y su cabello podían ser vistos en público. Sin embargo, de frente a otras culturas, de ese lado del hemisferio los pasos ahora se dan hacia atrás.
Bajo el velo: la pérdida de la libertad de las mujeres bajo el régimen talibán
Tras la expulsión de los talibanes del poder en 2001, las mujeres vieron una oportunidad, un nuevo comienzo. Salones de belleza se abrieron en Kabul y otras ciudades afganas con la esperanza de mejores tiempos. Y así era hasta hace unos días.
Todo por lo que trabajamos, todo en lo que creíamos, está desapareciendo ante nuestros ojos.
Muska Dastageer, profesora de paz y resolución de conflictos, teoría política y estudios de género en la Universidad Americana de Afganistán en Kabul.
En 2021, el movimiento político-religioso en cuestión tomó de vuelta el poder y, pese a que por ley los salones debían mantener las ventanas cubiertas para evitar que las clientas fueran vistas desde las calles, ahora estos espacios ––que eran mucho más que maquillaje y melenas bajo las tijeras–– han sido prohibidos.
Si bien los parques, gimnasios y otros lugares están restringidos para ellas, los salones de belleza se convirtieron en un escape a la rutina represiva, donde las conversaciones entre amigas eran seguras y se podía interactuar con gente nueva. Además, obtener servicios básicos, como un corte de pelo y otros tratamientos cosméticos, como la manicura, ya no serán parte de su vida diaria.
La nueva imposición por el poder de los talibanes va más allá de la salud mental y bienestar de las mujeres, sino que impacta de manera negativa en su autonomía y autoexpresión. Las restricciones repercuten además en su economía y, para ellas, el sentido emprendedor ahora es más que limitado.
El cabello como forma de expresión
Desde el regreso de los talibanes a Afganistán, las mujeres deben cubrir su cabello en público. Con aire desesperanzador, las burkas volvieron a ser su vestimenta principal. Este requisito se basa en la interpretación de la modestia islámica, que sostiene las mujeres deben cubrirse tanto el pelo como el rostro para evitar la atención indebida de hombres ajenos a ellas.
De cara a la ONU y diferentes culturas alrededor del mundo, esta política extrema debilita los principios fundamentales de la igualdad y la libertad.
Las sociedades más pobres y atrasadas son siempre las que menosprecian a las mujeres…
Isabel Allende, aclamada escritora chilena.
El cabello es una de las formas más bonitas de expresarnos. Se trata de una herramienta que, por derecho, tenemos para experimentar, definirnos, reinventarnos y reforzar nuestra autoestima. La libertad para elegir un corte de pelo, un color o un peinado es un elemento esencial de la autonomía. Restringirla, no solo disminuye la confianza, sino que crea un autoconcepto limitante y agraviante, que va en contra del poder y potencial femenino que el mundo necesita para subsistir.