ATH Peinando Historias | Enseñar hábitos de higiene para niños | All Things Hair AR
hábitos de higiene para niños en situación de pobreza

ATH Peinando Historias | Hábitos de higiene para niños en situación de pobreza

La ONG Expedición Sonrisa acerca kits y talleres de hábitos saludables a infancias. Entre otras cosas, les enseñan a lavarse la cabeza. En esta entrevista nos cuentan cómo es el proceso y cuál es el impacto que tiene su programa.

Cuando me topé en redes sociales con el video de la encargada de un merendero en Escobar, Buenos Aires, relatando la situación de unos hermanitos que tuvieron que ser hospitalizados por un severo caso de pediculosis, entendí que era importante contar esta historia. Entendí que no todos podemos dar por sentados los hábitos de higiene para niños, nuestros niños. Ya sea por falta de información, falta de acceso o falta de una figura a seguir. Esto es lo que el trabajo de los voluntarios de Expedición Sonrisa intenta subsanar. Se trata de una ONG que, bajo el lema “Por una infancia feliz”, lleva adelante programas de alfabetización, juego y, también, higiene.

Conversé con Mariana Santagostino, coordinadora general de Expedición Sonrisa, y con Laura Hauck, con quien orquesta la campaña de higiene tanto en Buenos Aires como en Misiones, y esto me contaron.

Cómo transmitir hábitos de higiene para niños: el trabajo de Expedición Sonrisa

grupo de niñas le lavan el pelo a una voluntaria de ONG Expedición Sonrisa, hábitos de higiene para niños
Un grupo de niñas aplican lo aprendido y le lavan el pelo a una voluntaria. Crédito: gentileza Expedición Sonrisa.

¿Cómo y por qué nace el programa de higiene de Expedición Sonrisa?

Mariana: Ya teníamos un programa lúdico-educativo, ya teníamos el programa de alfabetización, se estaba armando un programa para la prevención de abuso sexual infantil y sentíamos que nos faltaba cubrir una arista que tuviera que ver con la salud. Este programa de higiene surgió por la misma demanda de trabajar ahí en el territorio. La situación de higiene de los chicos se veía en carne viva y se nos ocurrió armar unos kits con los elementos básicos. Igual sentíamos que con eso nos quedábamos cortos porque, qué pasa cuando se termina ese shampoo o ese acondicionador. Nos parecía clave que el fuerte de la campaña no sea la entrega del kit sino una serie de talleres de hábitos saludables para darle a los chicos las herramientas para crear conciencia y formación de hábitos de higiene.

Laura: En esos talleres les enseñamos cómo es el movimiento con las manos para lavarse el pelo, la cantidad de producto necesaria, los pasos a seguir. En los kits no solo entregamos shampoo y acondicionador sino también peine y peine fino para los piojos. Nos parece muy importante que puedan asociar higiene con salud. Y eso lo abordamos mediante juegos que armamos con voluntarios que son médicos y odontólogos, además de otros voluntarios. Cada fin de semana vamos con una temática distinta. Cuando toca el lavado de pelo, empezamos preguntándoles si reconocen los elementos y para qué sirven. De esta forma evaluamos qué conocimientos tienen sobre el material. Luego, proponemos lavarle el pelo a una voluntaria y ellos se ofrecen para hacerlo.

Mariana: Los kits los armamos haciendo compras mayoristas. Incluyen jabón, cepillo de dientes, dentífrico, shampoo, acondicionador, peine y peine fino. Los padrinos y madrinas de Expedición Sonrisa pueden donar el monto del kit entero o parte del kit. De esta forma, nos aseguramos que todos los kits sean iguales. Cuando compramos los cepillos de dientes, por ejemplo, no compramos un cepillo blanco y chau. Elegimos los que tengan un dibujo, un diseño infantil, para que sea lo más lúdico posible y quieran sostener el hábito. El tener tu propio kit también es fundamental. Cada uno tiene una bolsita con sus cosas, y cada bolsa tiene una etiqueta con el nombre de cada niño. Cuidamos mucho de esos detalles para que sientan que es un regalo para cada uno y que cada uno se lo merece. No es lo mismo llegar con una caja de shampoo y repartir uno a cada uno. La idea es que sea lo más personalizado posible para que les quede un lindo recuerdo de ese día en el que alguien pensó en ellos. En lo personal, es lo que más me atraviesa. Muchas veces me pregunto si alcanza esto que estoy haciendo. Lo que me estuvo pasando este último tiempo es que las encargadas de los merenderos me contaron sus recuerdos de infancia cuando se acercaba una ONG. Ahí es cuando resignifico lo que hacemos y pienso que sí vale. Esas horas, sea la cantidad que sea, uno pone la mirada en personas que se sienten invisibilizadas. Y eso es superpoderoso.

¿Cuál era el estado de situación cuando llegaron?

Mariana: Depende mucho de la zona. En Misiones, los chicos viven, literalmente, en un monte. El programa nosotros lo hacemos con las comunidades guaraníes que viven en el medio de la selva. Realmente tienen muy poco acceso a servicios, a acercarse a la ciudad. Están re lejos y eso se ve reflejado en el estado de higiene y en la ropa. Están sucios.

Laura: Nos encontramos con una realidad muy cruda allá. Por eso para mí lo más importante y básico fue mostrarles un jabón y una toalla, y explicarles que si se lastiman tienen que limpiarse con eso. En los merenderos de Buenos Aires hay de todo. Vamos a uno que queda a 10 minutos del puente Avellaneda, muy céntrico por decirlo de alguna manera, y algunos chicos están sucios y otros impecables. Ahí es cuando se mezclan dos realidades. A veces, cuando vamos a jugar y los padres saben que vamos, tienen la intención de mandarlos con la mejor ropa. Pero, por otro lado, en ese merendero en particular nos encontramos con chicos que estaban en muy mal estado de higiene. Con piojos, obviamente; con las uñas manchadas…

Mariana: Había chicos que no habían visto un acondicionador en su vida. Ya un jabón es un montón, un shampoo es otro nivel. Pensar en un acondicionador es un lujo. Estaban felices peinándose con los peines que les llevamos. Como dice Lau, hay casos de chicos que llegan en perfectas condiciones porque, dentro de AMBA, es esperable. Son chicos que van al colegio, que tienen otro estado de higiene. Y también hay chicos en los que vemos muy poca diferencia con los chicos de las comunidades guaraníes.

¿Cómo abordan el tema de la pediculosis?

Laura: Cuando damos el taller, explicamos qué son los piojos, de dónde vienen, qué hacen y por qué es importante cuidados. Es una charla educativa que damos antes de pasar a la acción, sin entrar en detalles técnicos. Esas charlas las damos de acuerdo a la edad. Para los adolescentes, abarcamos más y usamos términos más adecuados para su edad.

Mariana: Sí, para los adolescentes también dimos charlas de salud menstrual. Y lo que es muy interesantes es que, tanto en el caso de pediculosis como en el de salud menstrual, la respuesta que obtuvimos fue una escucha atenta. Y, de repente, una nena dijo: “Ah, esto no me pasa solo a mí”. Esto de naturalizar para que no sea tabú, que se pueda hablar y pedir ayuda en caso de que sea necesario creemos que es muy importante. Ese fue el impacto de estas dos temáticas. Entendieron que es normal, que le pasa a todos, que tiene solución. Lo que nos gustaría es poder hacerlo de manera continuada para abordarlo cada vez más en profundidad. Pero vamos de a poco, porque entendemos que puede ser muy invasivo llegar y querer sacar todos los piojos, o querer peinar o lavarle la cabeza a todos los chicos. Además, son menores de edad, tenemos que ser muy cuidadosos. En Misiones, al principio, era impensado llevar una campaña de higiene porque las comunidades son muy cerradas, no estaban abiertas a que nosotros llevemos cosas de Buenos Aires, lo hubiesen percibido como que queremos implantar hábitos. Así que vamos muy a de poco, pero nos gustaría ir trabajando más en detalle, más con los chicos, de una manera más continuada y sostenida.

¿Cómo impacta en su vida el hecho de lavarse la cabeza?

Mariana: Yo creo que tiene que ver con el cuidado y el sentirse cuidado. Con el amor. Cuidarse y verse bien, hace bien. El hecho de que te acaricien el pelo y que te lo desenreden es todo un acto de amor. No es lo mismo que te saquen los nudos del pelo a los tirones que, que te peinen, te hagan el peinado que querés y tener los elementos para hacerlo. Más allá de la higiene, es un acto de amor. Es mirarse en el espejo y pensar qué linda imagen, qué lindo tengo el pelo, qué rico olor tengo. El taller da la posibilidad de que los chicos vivan eso. Cuando yo era chica e iba al colegio, mi mamá me preguntaba qué peinado quería hacerme y eso aún me lo acuerdo con mucho amor. Ella me quería dar ese tiempo de peinarse y los chicos de los merenderos no tienen esa realidad. Quizás no tienen un otro por detrás, porque ellos tampoco lo tuvieron. Es una cadena, no es por maldad. Expedición Sonrisa apunta a dar, más allá de los recursos y las herramientas, momentos de contención, de escucha, de amor.

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