Hasta la raíz | El día que me corté el cabello, ¿dejé de ser femenina?
El significado de llevar el cabello muy corto no tiene relevancia, lo importante es liberarnos de las construcciones sociales y llevar el estilo que queramos, sin límites.
Después de pasar días en la búsqueda de fotos para enseñarle a Alex, mi estilista de toda la vida, finalmente encontré la que me inspiró a cortarme el cabello. Era Emma Watson, con un pixie muy elegante y sofisticado. La guardé en mi Blackberry (sí, porque fue hace mucho tiempo, cuando yo tenía 16 años) y al día siguiente fui corriendo al salón de belleza.
En contexto, la cantidad de cabello que tenía alcanzaba para hacer dos pelucas completas (y quizá un suéter para un perro). Era muy largo. Si lo alaciaba, alcanzaba a rozar por debajo del ombligo. Nunca podía dejarlo suelto, siempre lo recogía en un chongo que carecía de cuerpo y forma. ¡Lo odiaba! Aún recuerdo ese día: me desperté muy emocionada porque sabía que, finalmente, me desharía de esa melena rizada esponjada, crespa e imposible de peinar.
Ahí me encontraba: sentada frente al espejo muy segura de mi decisión, pero lo primero que hizo Alex cuando le enseñé la foto de Emma Watson fue abrir los ojos tan grandes como un pez telescopio y preguntarme más de tres veces si estaba segura de cortarlo tanto. Le dije que sí y me hizo prometer que no lo demandaría si no me gustaba el resultado, pues ya había tenido malas experiencias.
En fin, puso manos a la obra: tejió dos trenzas y cortó a la altura de la nuca. En ese momento, mi mamá soltó un par de lágrimas y las otras ocho clientas (señoras, adolescentes y niñas) pegaron un grito. Yo, la verdad, no entendía por qué la tensión en el ambiente. Alex terminó y yo me sentí muy feliz (no lo demandé), aunque ganas no me faltaron después de que terminé con un peinado al estilo de mi abuela: con mucho volumen, el fleco ochentero y 900 capas de spray ––nada que el agua de la regadera no pudiera deshacer.
Los días siguientes fueron de experiencias raras para mí. Había discusiones entre mi grupo de amigos, por opiniones separadas entre mujeres y hombres. Algunos de ellos me preguntaban por qué quería parecer hombre, y otros decían que no había nada más atractivo. La mamá de mi entonces novio se sentía muy apenada de presentarme con sus conocidos y, en los restaurantes, los meseros me llevaban a mí la cuenta (porque el hombre siempre paga). Y eso no es todo, dejé de tener pretendientes y comencé a ser un imán de mujeres. Eso dice mucho, ¿no? De que, sin importar al género que pertenezcamos, siempre juzgamos a los demás por construcciones sociales.
La verdad es que nunca me afectaron los comentarios negativos. Tampoco les di mucha importancia, solo sabía que me encantaba el pelo corto. No obstante, también me di cuenta de que la cultura de este lado del hemisferio (en pleno siglo XXI), relaciona el pelo largo con la belleza y el corto como un simple acto de rebeldía, que resulta poco atractivo para muchos. Las melenas cortas eran exclusivas para los hombres y, las largas, para las mujeres. Pero, ¿no eran al mismo tiempo Emma Watson y Rihanna íconos de estilo? Nunca he entendido la contradicción del asunto.
Desde entonces han pasado más de 10 años, y no sé si puedo decir que las cosas han cambiado… Señal de seguridad y confianza. Valentía. Símbolo de resistencia y libertad. Belleza y autoestima. Feminidad, poder. Estas palabras son solo algunas de las que describen el significado de llevar el pelo corto hoy en día. ¿Te das cuenta de cómo todo viene de algo negativo? Por ejemplo: es belleza y autoestima porque es raro que una mujer se sienta así si no tiene el pelo largo. Y ¿por qué valentía? Porque rompes con los estereotipos. Tener el pelo corto es desafiar todo y a todos.
Incluso, me llama la atención que “corte tomboy” sea una tendencia de búsqueda en Google. Pero es que, en español, tomboy significa marimacha: una mujer que, supuestamente, se comporta como un hombre. Lo que la gente busca encontrar al momento de teclear este término son imágenes de cortes cortos, con guiños masculinos, a los que hoy en día se les ha puesto una connotación “positiva”; aquellos que llevan las mujeres con estilo y que se atreven a romper las barreras del género. ¡Ah!, pero nos han hecho creer que un look de este tipo no es para todas, es exclusivo de las bonitas, con facciones finitas. Si no, no es deseable.
Por su lado, hay quienes lo relacionan con un cierre de ciclo, con la necesidad de cambiar la página, con un reinicio. Aunque es válido hacerlo con esa intención, no considero que sea la única razón. Simplemente es un estilo que te gusta y que quieres llevar, no tiene que tener un significado profundo detrás. Quizá, igual que yo, simplemente te pareció muy cómodo cortar tu melena y también se vale. Al final, siempre habrá alguien que lo desapruebe, pero eso no importa.
Todo esto nos habla de lo mucho que falta por hacer. Bien diría Isabel Allende, aclamada escritora chilena, que el feminismo nunca muere, solo evoluciona. Démonos la oportunidad de reflejar a través del cabello quienes somos realmente. No importa si es con pelo corto o con una melena larga, liberémonos de los estereotipos, de las reglas. Aprendamos que todo cambio, comienza con nosotras mismas. Los comentarios negativos no importan, tu verdadero yo, sí. ¡Atrévete a ser tú!