Historias de terror de pelo que te van a asustar más que los fantasmas
Peor que una peli de zombies...
Octubre es el mes de Halloween pero no hay que esperar a la Noche de Brujas para hablar sobre historias de terror de pelo. A todas seguro nos pasó que nos cortaron las puntas de más, nos quisimos teñir y no resultó, o nos hicieron un peinado no pedido.
Recopilamos las más temibles historias de terror de pelo de algunas lectoras porque los fantasmas no nos asustan… pero esto sí.
Historias de terror de pelo: el verdadero Halloween
Flequillo del horror
Macarena, 25 años. Abogada.
Mi historia de terror de pelo viene desde cuando era muy chica y me cortaban el flequillo. Quedaba bien para mi edad pero me crecía muy rápido y se me metía en los ojos, lo que era muy molesto. Una tarde, me encerré en el baño con una tijera y quise cortarlo porque ya no podía ver. Demás está decir que a mis nueve años no sabía cortar el pelo y, mucho menos, un flequillo. El resultado fue un micro fleco para nada chic y todo torcido. Tuve que usar una vincha por semanas hasta que me volvió a crecer.
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La peluquería cerrada
Sofía, 19 años. Estudiante.
Cuando mis compañeras festejaban sus cumpleaños de 15, solía ir a la peluquería a arreglarme. Esta vez, la peluquería estaba cerrada porque era un domingo al mediodía. Mi mamá y mi abuela hicieron equipo para peinarme pero por más buenas que fueron sus intenciones, las herramientas que teníamos no eran nada comparadas con las de la peluquería. Mi abuela vino con sus ruleros vintage y juntas intentaron hacerme algo que claramente no resultó. Terminé con todo el pelo frisado intentando hacerme un rodete para poder arreglarlo. Ahora me río pero mi yo de quince años no estaba contenta.
Era rubio, no verde
Daiana, 27 años. Nutricionista.
Cualquiera que se haya teñido el pelo de rubio sabe no solo lo mucho que cuesta conseguirlo sino del mantenimiento conlleva. Estaba muy feliz con mi cambio de look, lista para el verano, cuando me invitan a una fiesta en una pileta. La combinación de cloro y el sol hizo que mi cabello rubio miel se volviera ¡verde! Sí, verde. Me quería morir cuando lo vi, ni siquiera era un verde lindo. Mi cara de shock cuando me dijeron quedó para la historia y esa transformación imprevista también.
Olor a quemado
Valeria, 27 años. Diseñadora gráfica.
Me acuerdo que era invierno y tenía el pelo muy largo. Me gustaba acercarme a la estufa en el comedor para mantenerme caliente mientras tomaba un té, ese día me había hecho una trenza y de tanto cabello que tenía me llegaba a la cintura. Después de un rato, empiezo a sentir olor a quemado y no encontraba de dónde salía. Tardé un rato hasta darme cuenta… ¡Era mi pelo! Las puntas que tenía secas se empezaron a chamuscar del calor. Tuve que cortarme varios centímetros para arreglarlo. Ahora aprendí: siempre uso una crema para peinar como la Crema para Peinar Bomba de Argán de Sedal para mantenerlas hidratadas. Y me mantengo alejada de la estufa también, claro.