Donar pelo: un cambio de look puede cambiarle la vida a otro
Un testimonio inspirador.
A veces damos nuestro pelo por sentado. Pero para otras personas, sobre todo los pacientes oncológicos, puede convertirse en un pilar para enfrentar su tratamiento. Luz Sackmann vivió de cerca esto con el tratamiento de su hermana y decidió donar pelo.
Una peluca puede llevar a estos pacientes a amigarse con la propia imagen y, por ende, traducirse en un cambio de actitud positivo hacia el tratamiento. Leé su testimonio inspirador y enterate qué puede hacer tu pelo por otros.
La experiencia de donar pelo en primera persona
¿Qué te motivó a donar pelo?
Luz: Haber vivido todo el proceso de mi hermana que estaba enferma y necesitaba sentirse bien con ella misma. La peluca que conseguimos, que era espectacular, fue la única forma que ella quisiera salir de la casa. Le hacía muy bien salir, tomar aire, ir a ver el río. Sin esa peluca, no hubiese salido ni a la esquina porque se sentía mal con su imagen. La peluca le daba confianza. Fue un cambio abismal en todo el proceso del tratamiento. Por supuesto, no es lo mismo una persona que está encerrada que una que sale y toma aire. Ella la siguió usando aún cuando el pelo ya le había crecido. ¡Imaginate lo que la necesitaba! Además, perder las cejas hace que pierdas el marco de tu cara, entonces esa feminidad la podía conservar con esa peluca. Fue fundamental para que pudiera seguir con su vida. También adelgazó, con lo cual todo el cuerpo le cambió. Yo creo que una peluca es un bastón para toda persona que pasa por ese proceso.
¿Cómo te enteraste de que existen organizaciones que reciben pelo donado para hacer pelucas? ¿Conocías a alguien que ya lo había hecho?
Luz: No conocía a nadie que lo había hecho. En realidad, me puse a investigar porque la peluca me pareció muy cara y pensé que habría mucha gente que no podría pagar eso. Entonces, di con estas fundaciones que armaban pelucas con el pelo donado y las entregaban a personas que las necesitaban. Por eso, decidí donar pelo. Me di cuenta de que era superimportante para esa gente y quise colaborar de alguna forma. Lo cierto es que no hay tantas organizaciones que se dediquen a esto. Al final, a través de un contacto, di con un laboratorio que estaba haciendo una campaña y les entregué mi pelo a ellos.
¿Cuál fue la reacción de tus allegados? ¿Alguien más se animó a donar pelo?
Luz: Mi mamá empezó a juntar pelo en casa porque mucha gente se solidarizó. Se iban a cortar el pelo, lo querían donar pero no sabían a dónde, entonces nos preguntaban y mi mamá les comentaba de estas fundaciones y que ella se iba a ocupar de llevarlo. Mi mamá siempre se manda con todo para ayudar.
¿Te acordás qué sentiste cuando te cortaste el pelo con este propósito?
Luz: Sí, me acuerdo porque me pareció un shock. Siempre tuve el pelo larguísimo y me lo corté muy corto. Fue algo rarísimo. Pero, a la vez, estaba contenta porque sabía que tenía un doble fin. No solo era cortarme el pelo como cambio de look sino que también era una forma de ayudar a alguien. Me acuerdo que en la peluquería me felicitaron. Les pedí que me lo pusieran con una gomita, que no lo tiraran al piso. Me contaron que mucha gente pide lo mismo. Al felicitarme, me sentí más apoyada. Además, había gente alrededor que escuchaba y creí que podría servirle de impulso para hacer lo mismo.
¿Cambió tu percepción sobre el pelo entonces? ¿Lo vivís de otra forma?
Luz: Me cambió bastante la percepción del pelo porque me doy cuenta de lo importante que es. Ahora, lo valoro muchísimo, lo cuido más. También me divierto porque tengo la suerte de que el pelo me vuelve a crecer y puedo animarme a otros cortes y peinados. Puedo tomarlo como lo que es, una parte más de nuestro cuerpo que ayuda a generar nuestra identidad. Mucha gente se da cuenta de esto cuando no lo tiene o, como yo, cuando alguien cercano lo pierde. Obviamente, lo valoro mucho más que antes.
Cómo y dónde donar pelo
Lo recomendable es investigar de antemano dónde donarlo y consultar en esa organización cuáles son los requisitos. Por lo general, existe una longitud mínima necesaria de unos 20 o 25 centímetros. Por otra parte, es necesario entregarlo limpio y seco, en una colita o trenza, dentro de un folio o bolsa plástica para evitar que se ensucie o humedezca.
Dona Cabello Argentina es una de las organizaciones más reconocidas de nuestro país y recibe donaciones todo el año para confeccionar pelucas oncológicas. En cambio, otras instituciones realizan campañas puntuales.